Durante más de un mes recorrimos miles de kilómetros de tierra colombiana y eso nos permitió hablar con mucha gente y, en nuestra curiosidad social, a la mayoría le preguntábamos si habían ido a votar y qué habían votado. Algunos nos dijeron que no habían ido y la gran mayoría votó por el NO (si la votación estuvo pareja, nuestra boca de urna no es representativa). Claro que no podemos saber si los motivos que nos dio la gente son correctos y verdaderos, pero creo que lo importante es que la gente piensa que dio su voto con una razón y con información que supone verdadera.
De los que votaron por el SI muchos no lo hicieron convencidos, varios decían que sabían que el acuerdo era malo, pero que ya estaban cansados de la guerra y que el país necesita paz. Algunos saben que hay regiones de Colombia que solo podrán desarrollarse si se consigue la paz. Otros lo hicieron porque a pesar que no quieren que el gobierno ayude económicamente a las FARC, aseguran que mantener una guerra es mucho más caro que subsidiar a los guerrilleros.
Los motivos del NO son más variados y confusos, pero más convencidos.
Desconfianza en el presidente. La gente no le cree a los políticos y Santos es uno. Creen que hay intereses ocultos en el gobierno, dicen que Santos quiere entregar el país y que en otras negociaciones ya regaló parte de Colombia. Por supuesto que los niveles de corrupción que hay en el país no ayudan a lograr credibilidad.
Desconfianza en las FARC. La gente asegura que el grupo terrorista durante décadas acumuló una fortuna gracias al narcotráfico, entonces no está de acuerdo en que reciban ayuda económica de parte del estado. Tampoco creen que vayan a entregar todas sus armas y debido a que durante las últimas 5 décadas solo se dedicaron a la guerra y el narcotráfico, la gente se pregunta de qué van a trabajar y si van a querer trabajar, o si se van a dedicar a la delicuencia y van a convertir las zonas donde van a vivir en lugares inseguros.
Desinformación. Muchos colombianos creen que la reforma fiscal e impositiva que se está por hacer en el país es para poder mantener a la gente de la FARC y que eso está incluido en el acuerdo, pero no saben que son dos cosas que van por separado y que dicha reforma se va a realizar, con paz o sin paz.
Ineficacia del acuerdo. Las FARC es uno de los grupos en conflicto armado con el estado, y la gente se pregunta qué va a pasar con los otros una vez que las FARC no tengan armas, quién asegura que no hay guerrilleros de las FARC que ya se pasaron con armas y todo a alguno de esos grupos, quién garantiza que en poco tiempo no aparezca una división de las FARC reclamando algo con un nombre diferente. Entonces piensan que es inútil firmar un acuerdo con un solo grupo armado, que la verdadera paz se puede alcanzar si todos los grupos aceptan entregar las armas.
Impunidad y reparación de daños. La gente tiene miedo que muchos asesinos y delincuentes que están dentro de las FARC queden impunes y anden sueltos transformados en mano de obra barata para lo que sea necesario. No quieren que personas que se dedicaron durante años a violar la ley quede impune, porque no es justo y porque sienta un mal precedente para otros grupos. También se preguntan cómo van a reparar los daños causados a las personas que perdieron familiares, a los que se vieron desplazados, a los miles de mutilados por las minas terrestres. Con indignación dicen que el grupo terrorista debería entregar todos sus bienes y riquezas para poder resarcir aunque sea un poco todo el mal que le hicieron al país durante 55 años.
Llegamos al país confundidos y creyendo que los colombianos se habían equivocado al rechazar la paz, pero sospechando que lo habían hecho con razones que eran difíciles de entender desde afuera, nos vamos del país entendiendo esas razones y rogando que pronto se alcance una PAZ seria, justa y duradera, que permita unir a un país que ha sido golpeado como ninguno en América.