Primeros pasos en Bali

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Llegamos a Denpasar, nuestro primer destino en Asia. Veníamos del invierno neozelandeses y nos recibió el calor, la humedad y una ciudad donde las calles viven a la sombra de palmeras y árboles tropicales, entonces relacionarlo con Tucumán, nuestro primer destino en nuestro viaje alrededor de Sudamérica, fue demasiado fácil. Claro que las diferencias son muchas, tantas como las actividades que ofrece Bali.

En un país donde la principal religión es el Islam, Bali es una rareza donde casi el 90% de la población es hindú. Eso le da una personalidad diferente. Así como cuando estuvimos en Salvador sentí que esa ciudad resumía todo lo que es Brasil, presentí que Denpasar resumiría lo que es Bali.

Fullmoon en el templo


Hicimos una primera incursión por el templo Pura Agung Jagatnatha a la siesta, después de pasar por el mercado y desayunar con estilo asiático, para ir acostumbrando el estómago y el paladar a esa mezcla extraña entre lo dulce y lo picante.

Como novatos, no teníamos nuestro sarong así que alquilamos y entramos. La primera impresión al ver el templo vacío fue decepcionante. Nos habían dicho que era enorme, el más grande de Bali. No parecía tan grande y sin personas lucía sin espíritu. Consultamos sobre las ceremonias por la luna llena y nos dijeron que arrancaban a las 6, así que volveríamos por la revancha.


Bali se transformó en el refugio de la burguesía hindú cuando el islam hizo su avance sobre las demás islas que la rodean. Y allí el hinduismo se mezcló con ritos y religiones animistas, creando un estilo propio de hinduismo (habrá que ir a la India para analizar las diferencias con el original). Esta religión se guía por el calendario lunar, por eso celebran ceremonias especiales los días de luna llena, así que la fortuna y el calendario se complotaban para darnos una gran bienvenida a Bali.

Poder ver y sentirnos parte de una ceremonia hindú el primer día que salimos a pasear, no estuvo nada mal.
Ver todos los trajes blancos y amarillos, las mujeres y hombres con sus mejores ropas, sentir el aroma dulzón y quemado de los inciensos, escuchar la letanía constante de los cantos, las campanas y la música de percusión. Todo, todo nos hacía sonreír.

Templo Agung Jagatnatha Denpasar Bali
Full moon en Pura Agung Jagatnatha

Todo es más de lo que podíamos imaginar que íbamos a ver el primer día viajando por Asia. Y el templo parecía otro. Ahora sí tenía espíritu. Tal vez, al no ser religioso las estructuras sin sus usuarios no me generan nada, en cambio ver a todas esas personas arrodilladas, con tanta dispersión como en cualquier misa, escuchar al hombre que rezaba y a la sacerdotisa que hacia sonar la campana, ver niños aburrirse, correr, jugar, bailar, eso sí me genera sentimientos.

La felicidad nos abrumaba, con Lu nos mirábamos y sonreímos, cerrábamos los ojos para poder pensar y tomar conciencia de que por fin estábamos cumpliendo un sueño y habíamos llegado a Asia, ese continente que siempre sonó lejano y con el que veníamos fantaseando hacía años. Luego volvíamos a mirar lo que nos rodeaba y tratábamos de capturar cada detalle no solo en las fotos, sino también en la memoria.

Monumentos gigantes


Los humanos solemos crear categorías porque ayudan a entender las cosas y a saber hacia qué dirección apuntar. En atracciones, especialmente en un viaje largo, hay 2 categorías esenciales: las gratuitas y las otras.
El primer día que salimos a pasear en Denpasar en la moto que nos prestó Marga, nuestro anfitrión de Couchsurfing, buscando la zona de edificios gubernamentales, llegamos de casualidad a un festival donde habían autos de colección, cantantes Pops, cientos de adolescentes mirándose de costado y sonriendo, puestos de comida, grupos divididos por edad y perfectamente por sexo.

Pero nuestros ojos apuntaron sin dudarlo hacia el enorme monumento al que todos (supongo que por la costumbre de verlo) daban la espalda. Era el Bajra Sandhi Monument, un monumento construido por el gobierno de Bali para conmemorar las luchas del pueblo balinés a lo largo de la historia. El estilo arquitectónico parece respetarse a lo largo de los siglos y todas las obras arquitectónicas-artísticas suenan antiguas, las formas balinesas hacen creer que lo que está frente a nuestros ojos es sagrado o antiguo, o sagrado y antiguo, pero esa estructura impresionante es apenas 3 años más vieja que yo.

Bajra Sandhi Monument Bali Denpasar
Bajra Sandhi Monument

El segundo monumento de tamaño faraónico también lo vimos sin esperarlo. Es la estatua de Garuda Wisnu Kencana. Una bestialidad de 121 metros dedicada a Garuda y Vishnu, que fue patrocinada por el ministerio de turismo de Bali, pero que no tuvo el visto bueno de las autoridades religiosas de la isla porque su tamaño no tiene nada que ver con el balance y la armonía que busca el hinduismo y porque tenía un fin meramente comercial. Y puedo asegurarles que el segundo motivo es verdad. Entrar al parque cuesta 125000 rupias, casi 9USD o, para comparar mejor, el mismo costo de 8 platos de comida. Con Lu preferimos tomar 8 sopas y ver la estatua desde lejos. Cuando googleas qué ver en Bali aparece este monumento y miles de cosas más, pero cuanto más kilómetros avanza uno en un viaje, más aprende a descartar las recomendaciones y a guiarse por los gustos propios.

Cumplir años en la playa de Bali

Mi cumpleaños lo pasé en un playa de Bali, y esa frase sola debería ser suficiente para dar la idea de la felicidad que nos cubría. Pero déjenme que les cuente un poquito más.
El 19 de mayo comenzó de una manera extraña. Habíamos escapado de la primera disco a la que nos llevó Marga, repleta de extranjeros que aprovechaban los tragos comprados en rupias para tomarlos o para tirárselos en un intento de sensualidad robado de alguna película mala. Caminamos a ver la playa de Seminiak y Marga fue quien se dio cuenta que ya había pasado media noche y que era mi cumpleaños.

Después de los saludos, con Lu nos dimos un abrazo e hicimos un ejercicio que hacemos espontáneamente en ocasiones especiales: Nos damos un abrazo y uno le dice al otro estamos en Bali, amor. Y el otro responde Por fin.
Y la duración del abrazo es proporcional al tiempo que estuvimos esperando concretar ese momento. Esta vez el abrazo fue largo, muy largo, y en la simbiosis emocional, me pasó algo que generalmente le sucede a Lu. Comencé a pensar cuánto tiempo habíamos buscado la forma de hacer este viaje, todo lo que habíamos trabajado y planeado, y sentí su abrazo abarcándome por completo y las olas del mar susurrando y la luz de la luna llena acariciando el mar, y los ojos se me aguaron de felicidad y la sonrisa se perpetuó por toda la noche.

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4 comentarios

Bera -

Chaaakaa,!!! Hasta las estrañas de emocionante,

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nicobonder -

Seee estábamos muuuy contentos, los ojitos brillosos tenía la vaga 😁

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Mariana -

Siempre tan impecable relato…No me los pierdo.. Lagrimas tambien son parte de esta lectura.
Abrazoooooooooooo asi con mucha “o”
De AMOR ❤
Les mando uno solo para los dos.

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nicobonder -

Muchas gracias Mari!! Un beso y una abrazo grande!!!

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