Formas de extranjerismo

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Cuando uno está en otro país, puede estar atravesando distintos estadios o formas de extranjerismo. O formas de habitar ese extranjerismo. Y cada una de esas formas cambia, porque cambian el objetivo del viaje y las necesidades. Y los objetivos y las necesidades son las que nos empujan a buscar, a descubrir, a actuar. 

¿Por qué viajamos los humanos? ¿Qué buscamos al irnos de casa? Hay miles de motivos que pueden llevar a alguien a irse de su país. Y esos motivos van a moldear la aventura.

Los turistas

Ya fuimos turistas. Ahí el objetivo es la maximización del disfrute. Hay pocos días y hay que aprovechar al máximo cada uno para conocer y hacer lo más posible. Hacer ese trekking imperdible, subirse a la banana loca, tomar una caipirinha, hacer un tour, entrar a un museo, conocer la playa del pueblo vecino, subirse a la montaña rusa, ver el volcán, visitar la comunidad autóctona, ir al festival gastronómico, bailar la música típica, comprar souvenires, sacarse fotos en la hamaca romántica, ver amaneceres.

Descansar, contemplar y tratar de vincularse con los locales son lujos que casi no se pueden tener. Claro, está el turismo inverso: en el que solo se descansa y las ganas descartan el esfuerzo que requiere hacer cualquier otra cosa. En este último caso descansar es un lujo, pero el turista se permite ese lujo. Viaja buscando ese único lujo que durante el año no puede disfrutar.

El turismo es una de las formas de extranjerismo
Nuestro primer gran viaje como turistas fue a Machu Picchu

Los viajeros

Ya fuimos viajeros. Ahí el objetivo es la maximización del conocimiento, del descubrimiento. No descubrimiento como si fuéramos Colón, Abel Tasman o alguno de esos navegantes de hace 5 siglos, porque sabemos que todo fue descubierto por otros, explorado por otros, todo está habitado por otros, todo ya fue fotografiado por otros. Sin embargo, cada nuevo lugar es un descubrimiento ante nuestros ojos, y un motivo de maravilla y felicidad. Cada cosa que vemos es nueva para nosotros. Son un descubrimiento para nuestros sentidos, y de esa forma cualquier rincón del mundo nos ofrece la posibilidad de ser exploradores que podemos narrar de una forma única cómo vivimos ese descubrimiento y lo que encontramos allí.

Lo que antes era un lujo, contemplar el mundo y vincularse con los locales, se vuelve la búsqueda. Descansar es necesario. Los lujos son lo que todos entienden por lujo: un hotel caro, un pasaje de avión caro, una comida cara, regalos, y cualquier paseo turístico que supere nuestro presupuesto.

Ser viajeros fue una de nuestras formas de extranjerismo
Como viajeros recorrimos Sudamérica durante 7 meses

Los nómades

Ya fuimos nómades. Ahí lo que se busca es encontrar la forma de subsistir mientras se viaja. Se vive donde se puede y se trabaja donde se puede. Voluntariados, trabajos que no sabíamos que podíamos hacer, currículos orales repletos de habilidades que suponemos y que nos animamos a ofrecer. Se aprenden trucos a base de instinto de supervivencia. 

El mayor lujo es la estabilidad, pero es un lujo que solo se busca cuando se necesita, y es un lujo que atenta contra el propio estilo de vida. Un nómade estable es un oxímoron. Sin embargo, cuando la vida nómada se extiende demasiado, tener ropa con olor a limpio, vivir en la misma casa, tener un mismo trabajo, una misma cama, un mismo barrio 3 semanas o un mes, reconocer esquinas, saber dónde está el supermercado, cuál es la verdulería más barata, dónde está la parada de bus, se convierten tesoros que se agradecen.

Ayudando como voluntarios en una escuela de cocina y hostelería en Malasia

Los inmigrantes

Ahora somos inmigrantes. Confieso que me cuesta más definir lo que buscamos ahora que lo que buscábamos en el pasado. Supongo que a veces las cosas se ven mejor por el espejo retrovisor que antes de pasarlas. Pero creo que la búsqueda pasa por encontrar oportunidades: de nuevos horizontes, de usar un lugar como base para expandirse, de conocer gente y lugares y culturas y comidas y costumbres y etc.

Y como inmigrantes, cuando uno elige ser inmigrante, el lujo es la melancolía. Si la consumís en exceso te desvía del rumbo, o te hace retroceder un par de casilleros en el camino hacia tu objetivo. Pero también es peligroso no escucharla, porque podés olvidarte de tus raíces, de tu gente, de quién sos y  de cómo llegaste a donde llegaste. Por eso hay que dejarla entrar cada tanto, un poco, saludarla, dejarla contar un par de anécdotas y después despedirla con una palmadita en la espalda hasta la próxima, como a esos amigos demasiado confianzudos que una vez que entran a tu casa no saben cuándo es el momento de irse.

Y cuando un inmigrante no elige ser inmigrante, es decir cuando alguien emigra porque no tuvo otra opción, la necesidad es sobrevivir y poder ayudar a los seres queridos a sobrevivir. Supongo, que el lujo en esos casos debe ser rendirse, perder las esperanzas, porque cuando le pasa eso a alguien que está escapando de su casa las consecuencias son desastrosas.

Por suerte, nosotros pudimos elegir emigrar.

Visas para en Portugal
Hace más de un año migramos a Portugal, y todavía estamos intentando encajar en su cultura

Cuando uno elige estos tipos de vidas, empiezan a surgir dudas, incertidumbres, preguntas. Por ejemplo, ¿En qué momento un inmigrante deja de serlo? ¿Es algo que se elige? Es decir, ¿puedo decir: “Ya no soy inmigrante”? ¿Un papel que dice que sos ciudadano también dice que ya no sos inmigrante? ¿O mientras estés viviendo fuera de tu país sos un inmigrante? ¿Qué hace que tu país sea tu país? Tal vez, mientras tu gente esté en allá, allá es tu país y acá sos inmigrante. O tal vez, dejes de ser un inmigrante cuando prefieras un bacalao antes que un choripán.

No creo. Para mi uno deja de ser inmigrante cuando podés mezclarte con los locales sin que se note que no sos uno de ellos, cuando nadie tiene que preguntarte de donde sos. O mejor, cuando aunque se nota que no sos local, a nadie le importa. Me acuerdo de un francés que llevaba viviendo como 7 años en Kioto y nos dijo que en Japón uno jamás deja de ser extranjero. Supongo que cada persona tiene sus propios tiempos, y cada lugar y cultura también. Algunos lugares te hacen las cosas más fáciles que otros.

Otra pregunta que me surge es si en nuestro futuro habrá una nueva forma de extranjerismo y cuál podría ser esa forma.

¿Qué vas a hacer en Portugal?

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